Una temporada en la frontera [reseña]

Algunas reflexiones en torno a Una temporada en la frontera (Ile Dell’Unti, 2024), la película que fui a ver ayer al vigésimo FestiFreak de la ciudad de La Plata.

Portada de Una temporada en la frontera

Ayer jueves 10 de octubre proyectaron, en la vigésima edición del FestiFreak en La Plata, Una temporada en la frontera (Ile Dell’Unti, 2024). La película retrata, sinecdóquicamente a través de dos hermanas, el exilio de la clase aristocrática durante la última dictadura militar. Tal como adelanta la sinópsis, la trama se inscribe en el género epistolar, y las remitentes son personas imposibilitadas, por su condición de clase, de recibir un daño real. Sí son pasibles de la precariedad, como el mismo dispositivo busca recrear con planos fijos, estancos, sin apenas movimiento de individuos humanos, encadenados esos planos en una secuencia monótona. Se trata una precariedad súbita a la que las personajes se enfrentan por el exilio, una suerte relativamente afable, frente a aquella que sufrió la clase trabajadora en la misma época, que se quedó pagando con su vida y sus cuerpos la aventura revolucionaria.

Los recursos precarios de los que hablo se compensan, de alguna manera, por un gran trabajo de guión y de actuación oral. Sin embargo, la suma de los factores obliga al espectador que labura el cerebro durante el resto del día a retirarse a poco más de la media hora de proyección: fue mi caso. Una pena, porque me quedó pendiente analizar la apuesta sinóptica que buscaba trabajar la criptografía epistolar. Algo de ella se verifica durante los primeros minutos: hablan de una gente de Vietnam y Argelia muy simpática. Pero desde la condición de clase específica en la que se asienta el intercambio de cartas íntimas, el énfasis solo puede quedar puesto en la autonarrativa aristocrática, ya de por sí fría, frívola y condenada a autorreproducirse automáticamente en el flujo de códigos de su capital cultural.

Lo interesante a seguir pensando es, me parece, la relación entre la aristocracia bonaerense y las clases populares en los distintos contextos históricos. Porque lo que permanece de manera recombinante, a través de los sucesivos ciclos del capitalismo, son los tejidos políticos del caudillismo entre esas dos fuerzas sociales. En los 70s, los montoneros supieron aprovechar la revuelta global para insertarse en una lucha guerrillera con una dirección que destilaba doble apellido por todos lados. Fueron ellos los que se garantizaron el exilio mientras forzaban a sus militantes de base, casi todos obreros fabriles, a bancarse el genocidio en el territorio gaucho. Incluso se dieron el "lujo militar" de coordinar una contraofensiva desde el exterior. Aquí, en el fondo, estoy cantando lo que se cifra en el nombre: las "montoneras" eran las formaciones militares irregulares constituidas por un rejunte popular al margen de la identidad de clase y que, durante el siglo XIX americano, sirvieron a la revolución burguesa que independizó al continente del Imperio Español1.

La película no hace muchos aportes a este debate. En cambio, busca ser una reactualización de los discursos memorialísticos que, desde las instituciones, trataron de establecer los sobrevivientes en el sentido común progresista. Esa elegía, trazada desde la autoficción, las llamadas "narrativas del yo", los relatos testimoniales, los documentales autobiográficos, etc., a esta altura parece haberse agotado. O por lo menos a mí ya me aburre. Sobre todo porque ya partía de la precariedad narrativa que implica el realismo... Ahora ese realismo, acosado por las imágenes espectaculares del neofascismo, parece volverse cada vez más minimalista; quizá de ahí la precariedad replegada del dispositivo.

Volviendo al análisis de la narrativa que propone Una temporada en la frontera, en la primera media hora de la película ya se observa cómo el poder provinciano, ya desde los setentas, encontraba los modos de heredarse. Tal cual lo viene haciendo históricamente desde Rosas o quizá antes... ¿Quizá de ahí puede leerse la alusión a la tradición gauchesca que hace el título? Hay que decirlo: las protagonistas pertenecen a familias hacendadas y disponen de los recursos económicos, culturales, sociales y genealógicos para sostenerse en Europa; una de ellas, en efecto, se exilia en Suiza, mientras la otra toma el camino del exilio interno en Formosa. Una incómoda posición en el la butacas, un estado mental alterado y el cansancio acumulado, no permitieron que este cronista logre descifrar si es una de ellas y/o parte de su círculo, son las que logran ir encastrándose, a medida que retornan, en el aparato burocrático del poder político provincial.

La trayectoria histórica de la película es ambiciosa y pretende trazar continuidades entre ese contexto y el de los 90; quizá por eso sea tan larga. Este cronista exhausto no ha logrado verificarlo, mucho menos comprobar si el decurso epistolar conduce a la nostalgia o a la readaptación en las últimas dos décadas del siglo pasado, pero no le cabe duda que un público comprometido y menos urgido habrá tenido las gracias de investigar esa hipótesis y constatarla o rebatirla.

  1. Para investigar el concepto de revolución burgesa y sus formaciones militares específicas, recomiendo Hacendados en armas. El cuerpo de Patricios, de las Invasiones Inglesas a la Revolución (1806-1810) de Fabián Harari. ↩︎︎